El papel de las damas de honor en tu boda
Las chicas que están próximas a casarse suelen buscar que todo salga perfecto y luzca lindo en su boda, sin embargo no todos los detalles pueden estar a su cargo el día del evento tan esperado, por lo que suelen elegirse damas de honor cuyas funciones, van más allá de organizar la despedida de soltera; a continuación les contaremos.
El protocolo anglosajón indica que debe haber una dama de honor por cada 50 invitados a la boda, por lo que podemos elegir más de una dama; estas chicas suelen ser personas muy cercanas a la novia, ya sea familiares o amigas cercanas que no pudieron ser madrinas en la ceremonia religiosa.
Una característica de las damas de honor es que deben vestirse de forma similar para ser identificadas como tal ante los invitados de la boda, por lo que pueden llevar vestidos idénticos, del mismo estilo o color pero con diferencias en detalles como el corte o el escote. Algunas novias dan la libertad a sus damas de que vistan de forma diferente, pero se les pide identificarse con una ornamentación floral en la cabeza o con el uso de un ramo similar al de la novia pero mucho más pequeño.
La función principal de la dama de honor es acompañar a la novia antes y durante la boda para ayudarle en lo que necesite y asegurarse de que todo sale bien. Las damas suelen acompañar a la novia en sus preparativos: las acompañan a elegir vestido, a las pruebas de maquillaje y peinado, a escoger proveedores, a retocar el maquillaje de la novia, a vestirse, etc. Pero también se mantienen al tanto de la boda, ayudando a acomodar a la familia, dando indicaciones para quienes no saben cómo llegar o solucionando los posibles problemas durante la recepción para que la novia disfrute al máximo de su día especial.
Como ya mencionamos, las damas de honor suelen organizar la despedida de soltera de la novia, guardando todos los secretos de lo que pueda haber pasado en ella; algunas incluso se encargan de brindar fotografías para la semblanza histórica de la pareja, pues suelen conocer a ambos y tener “evidencias” como fotos de la infancia, cartas de los primeros y platónicos amores y hacer un brindis mucho más ameno que el de los familiares.
Si aún no tienes a tus damas de honor, búscalas entre tus amigas más cercanas. No te arrepentirás de contar con su ayuda en el proceso de preparación de tu boda perfecta.
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