Las bodas conceptuales se han vuelto populares últimamente, sobre todo porque significan una alternativa a las formas tradicionales de prepararlas y de llevarlas a cabo. Varios pueden ser los motivos que se elijan y de ellos dependerán el lugar y el decorado.

Puestos a ser ingeniosos, las famosas tres erres del cuidado ambiental, reduce, reutiliza y recicla, bien pueden emplearse para organizar una boda muy original y que de paso no sea una carga la incipiente economía familiar. Aquí presentamos algunas ideas que pueden ser de ayuda para pensar en cómo darle un toque único a ese evento tan especial.

Conocer a alguien y enamorarse es una experiencia muy bella que cuando se vive se quiere disfrutar al máximo, no podemos imaginarnos momentos sin nuestra persona amada, nos gustaría compartir todas las experiencias con esa persona. Al casarnos, lo que buscamos es el lugar ideal para ir a una luna de miel inolvidable, buscamos algo que a los dos pueda gustar y en donde los dos nos la podamos pasar bien y compartir ratos agradables en todos lados. Generalmente se piensa en playa o en algún lugar tropical para pasar la luna de miel, pensando que es la manera más romántica de pasarla, pero hay otras opciones que también nos pueden ayudar a incrementar el romance con nuestra pareja sin necesidad de estar al lado de la playa o en medio de la selva.

Generalmente, las hermanas y las amigas más cercanas son las que tienen la responsabilidad de organizar la reunión, pues una buena parte de la fiesta es sorprender a la novia y, por supuesto, entretener a las asistentes.

Tan solo imaginar el cuadro es perfecto ya: llegar a un lugar con un clima tropical, cálido, pasar las tardes y las noches en un lugar cómodo con la persona amada, no tener que preocuparse de más que pasarla bien, nadar en la playa y ver cómo cae el sol con los cantos del mar poniéndole el toque mágico y celestial a nuestra celebración perfecta. No cabe duda de que siempre la playa es un destino que se antoja disfrutar.

Entrar por sus callejuelas angostas y empedradas, sus fachadas de colores, sus ventanales, balconcitos y señoras vendiendo artesanías es como entrar a un hermoso cuadro en donde todo es bello.  Entre plazuelas, arcos, fuentes, organilleros y palomas, al caminar por San Miguel de Allende, definitivamente recorremos las calles de uno de los lugares más maravillosos creados por el hombre.